"Planear un viaje es el principio de una gran aventura"

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lunes, 12 de octubre de 2009

Conocer paseando...Oviedo



Durante las Guerras Carlistas, un gran grupo de milicianos de Aviles, Proaza, Pola de Siero, Noreña y Mieres, esperaban la orden para abatir Oviedo. Los ovetenses, defensores liberales, no ofrecieron resistencia a las tropas y además les prepararon un suculento festín, raciones abundantes de garbanzos con espinacas y bacalao, acompañados de grandes cacerolas de callos y todo regado de buen vino.

Los batallones, después de tan pantagruélica comida disfrutaron de una profunda siesta, hecho que aprovecharon los ovetenses para desarmar a su enemigo.

Desde hace más de un siglo y para conmemorar este hecho se celebra tradicionalmente en Oviedo el día 19 de Octubre “El Desarme”. Como no podía ser de otra manera el menú del día esta formado por garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche.


Oviedo es una ciudad del norte de España y capital del principado de Asturias. Es una ciudad que se presta al paseo y conocer una ciudad paseando, sin un itinerario prefijado, es un verdadero placer.

Oviedo es tranquila y apacible, con calles peatonales, plazas, mercados y cientos de esculturas que salpican la ciudad, y que la han convertido en un precioso museo al aire libre abierto 24 horas. Buscarlas, fotografiarlas y posar junto a ellas es una delicia.

Nuestro paseo se inicia en la plaza de la Escandalera, el centro neurálgico de la ciudad moderna y en ella, una de las numerosas esculturas que veremos en nuestro paseo: la grandiosa y enorme “Maternidad” de Fernando Botero, una madre que sujeta a un bebe regordete. Ochocientos kilos de obra de arte.


Continuando con el paseo fotografiaremos a Las vendedoras del Fontán”, en la Plaza del Fontán; “La lechera” y “El vendedor de pescado”, colocadas en la Plaza de Trascorrales; la Guisandera” en la calle Gascona. Y desde la plaza del Paragüas y pasando junto a la iglesia de San Tirso y su preciosa ventana románica, llegaremos a la plaza de la catedral.

La catedral, de estilo gótico florido y con una única torre debido a la escasez de presupuesto y a problemas técnicos de construcción, domina toda la plaza de Alfonso II el Casto. Dentro, numerosas capillas, el retablo de la Virgen de la Luz , el Panteón Real y la Capilla Mayor con un precioso retablo que representa la vida de San Salvador.

En la plaza otro personaje de ficción en bronce: Ana Ozores,La Regentacreada por el escultor Mauro Alvarez y en honor al personaje femenino de la obra de Leopoldo Alas Clarín, y que recrea a una dama de finales del siglo XIX .

Nuestro paseo continúa y una escultura llena de simbolismo nos espera, “El Regreso” de Úrculo.

Más conocida por los ovetenses como “El Viajero” un atractivo personaje con maletas, sombrero y paraguas que parece esperar a que nos fotografiemos junto a él.

En sus proximidades, se encuentra el Teatro Campoamor, escenario anual de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, con una notable proyección internacional y que desde unos años, despierta un especial interés entre los ovetenses ,los premios son entregados por el Príncipe de Asturias y su esposa la Princesa Leticia, que nació precisamente en esta ciudad.

Delante de las puertas del teatro y bajo una farola, otra escultura: “Esperanza Caminando” del artista Julio López Hernández y que representa a una estudiante caminando leyendo un libro.

A pocos metros del teatro, una escultura que dio mucho que hablar cuando se instalo el “Culis Monumentalibus”, como su nombre indica se trata de un culo con todas las letras, el final de unas gigantescas piernas de más de cuatro metros de altura.

La foto junto a él no podía faltar como final de nuestro paseo.

Nos faltaron muchas esculturas que ver, pero después de la comida, nada parecida a la del “Desarme” nos dirigimos por la Avenida de los Monumentos hacia el monte Naranco, un espacio natural donde historia, arte y naturaleza se fusionan maravillosamente.

En la cima del monte Naranco se encuentran Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, declaradas patrimonio de la Humanidad. Dos edificios representativos del prerrománico asturiano y que a pesar de su austeridad gozan de una gran armonía y belleza.

El Palacio de Santa María del Naranco fue construido en el reinado de Ramiro I, originalmente como residencia real, palacio de caza y lugar de descanso. Poco después fue convertido en iglesia.

La sencilla decoración esta basada en el sogueado en fustes y capiteles, junto con treinta y dos medallones ubicados en las enjutas de sus arcos, aves, cuadrúpedos, caballos y caballeros en actitud de combate. El edificio es realmente magnífico.

A escasos cien metros se encuentra San Miguel de Lillo, menos vistoso y en peores condiciones de conservación ya que debido a las malas condiciones del terreno se hundió en el siglo XIII.;dado su estado de conservación, este monumento ha sido incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro. En su fachada destacan las ventanas con unas originales celosías talladas en piedra.

Un excelente broche final para nuestro….”Conocer paseando… Oviedo”


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