"Planear un viaje es el principio de una gran aventura"

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"Planear un viaje es el principio de una gran aventura" Escapadadefinde.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Poner una "pica" en Flandes.

Esta expresión nació en la época de Carlos V. En esa época y en las décadas siguientes el Imperio Español estaba envuelto en varios conflictos, contra Turquía, Inglaterra, Portugal, Francia, Flandes… En este panorama, belicoso y revuelto, era muy complicado formar un ejército y hacerlo llegar hasta Flandes, sobre todo porque las huestes tenían que pasar por el Mediterráneo y desde allí, hasta Flandes, por lo que el viaje era largo y costoso. Gracias a los “piqueros” soldados con una lanza larga muy efectiva llamada “pica” se consiguió la victoria.
Así pues, Carlos V, consiguió a toda costa, "Poner una pica en Flandes" es decir, llevar a buen puerto algo muy complicado de resolver.
Visitar Bruselas en Enero a pesar del frio y de la nieve no fue como “Poner una pica en Flandes” realmente fue “Coser y cantar”… pero de lo de “Coser y cantar” ya lo contaré en otro ocasión……
Salimos de Madrid-Barajas a primerísima hora de la mañana. El avión de Ryanair despegó sin retrasos a las 7:20 de la mañana y en poco más de dos horas ya estábamos pisando suelo belga en el aeropuerto de Charleroy. Desde allí en bus a la estación de Bruxelles-Midi y con el Tram 3 , parada en Bourse, a nuestro hotel en pleno centro de Bruselas.
Y fue el edificio de la Bolsa( estación de Bourse)lo primero que vimos de Bruselas, un edificio construido en el siglo XIX con bajorrelieves en la fachada y dos figuras aladas bajo la columnata que representan el Bien y el Mal. El edificio nos recuerda mucho el Congreso de los Diputados de Madrid.

Tras dejar las maletas comenzamos nuestra visita ….
Muy cerca, la iglesia Nôtre Dame de Bon Secours, paso obligado para los peregrinos del camino de Santiago en la ciudad y buena muestra de ello son conchas y bastones de peregrino que decoran la fachada. Dentro, una sencilla cúpula hexagonal con ventanas que iluminan la iglesia y púlpitos y confesionarios de madera muy bien tallada.


Saliendo de la iglesia y con la nieve como compañera, nos encaminamos a descubrir uno de los símbolos de la ciudad el Manneken Pis, “niño que orina”. Encontrarlo no tiene ningún problema, una esquina y un montón de turistas haciendo fotos nos ayudaran, aparte del plano que siempre llevo conmigo, claro.

La leyenda cuenta que Bruselas en el siglo XIV estaba a punto de caer la ciudad bajo el asedio , los atacantes pretendían colocar cargas explosivas sobre sus murallas y sucedió que un niño llamado Juliaanske les descubrió y orinó sobre la mecha encendida de las bombas, salvando así la ciudad. Hoy con sus escasos 50 cm de alto es todo un personaje.
A veces al Manneken Pis les podéis encontrar vestido, tiene alrededor de 600 trajes que se exponen en el Museo de la ciudad. Tiene trajes de Santa Claus, de Elvis Presley, de Mickey Mouse y creo recordar que de torero y de guerrero Zulú. Existe un comité de vestuario que acepta o no los nuevos trajes para su colección.
En nuestra visita le vimos vestido y desnudo y realmente no sé con que quedarme……por si os interesa, cerca de la reja que protege al “niñó meón” hay un calendario que nos indica cual será el traje que “lucira” en los próximos días.

Nuestro próximo destino era la Grand Place, pero en el camino nos encontramos con una escultura de bronce encastrada en la pared. Es la figura yacente de Everhad No Cércales, un personaje muy querido por los bruselenses. Al parecer en 1356 rescató a la ciudad poniendo sobre sus murallas la bandera del duque de brabante. Elegido regidor fue cobardemente asesinado y los habitantes de Bruselas vengaron su muerte incendiando el castillo de su verdugo. Leyendas aparte, y como en casi todas las ciudades que he visitado, frotar su brazo, el perro o la cabeza del ángel trae buena suerte. Prácticamente la totalidad de la estatua está pulida y con mucho brillo…….

Si el “niño meón” nos pudo defraudar por su tamaño, la Grand Place nos sorprendió por su grandiosidad. Es realmente una preciosa joya arquitectónica y desde 1998 está declarad Patrimonio de la Humanidad.

En la plaza, el Ayuntamiento de la ciudad, Stadhuis en flamenco, un precioso edificio de arquitectura gótica y corte medieval. La fachada esta decorada con 230 estatuas que representan, duques, santos y nobles y son realmente magníficas. Un campanario colocado de forma asimétrica con 96 metros de alto completa su decoración. En lo alto del campanario la estatua dorada del Arcángel Miguel, patrón de la ciudad matando a un diablo.


Si queréis saber a que gremio pertenecen algunos de los edificios de la plaza, ahí va un pequeño resumen:
Las casas 1 y 2 la Maison des Boulangers adornada con un busto del rey Carlos II de España. Pertenecía al gremio de los panaderos, la 3 (La brouette :carretilla) a los fabricantes de sebo, la 4 Le Sac a los ebanistas, la 5 La Loba donde se puede admirar un relieve de la loba capitolina y Rómulo y Remo era la casa del arquero, la 6 La Cornet al gremio de marineros, la 7 Le Renard (zorro) a los merceros, la 9 el cisne al gremio de los carniceros y es aquí donde Marx y Engels el “Manifiesto comunista”. El 10, el árbol de oro, estaban los cerveceros. Las casas del número 13 al 19 pertenecían al Duque de Brabante. La 24 y 25, la Chaulope d´Or (el galeón de oro) pertenecían al gremio de los sastres y las casas 25 y 27 ,le pigeon (paloma) al de pintores.
Y algunos nombres de las calles que la rodean: calle del Potaje de Hierbas, calle de la Mantequilla, calle de la Carne y el Pan, calle del Arenque, calle de la Pimienta, calle de la Col, calle de la Verdura, calle del Mercado de los Pollos, calle de los Nabos, calle del Perejil, calle del Mercado del Queso, etc…


Enfrente del Ayuntamiento podéis ver la Maison du Roi, un palacio que nunca fue residencia real y que hoy alberga la Colección de trajes del Manneken Pis en el Museo de la Ciudad.

Dejamos la Gran Place y nos dirigimos por la Rue de la Colline, a las Galeries Royales Saint-Hubert. Fueron construidas a finales del siglo XIX y eran frecuentadas por las clases más acomodadas de la ciudad y de esa época perduran cafeterías de lujo como la Taverne du Pasaje y espectaculares escaparates con riquísimos chocolates.


Al salir una “graciosa gatita” ciclista nos invitó a hacernos unas fotos con ella.

Ya era hora de comer y aún sabiendo que era casi obligado una visita a “Chez León” para probar sus típicos mejillones, pensamos que una comida rápida en un burguer a la salida de las Galerias, nos ahorraría tiempo y seguro que esos mejillones no podrían superar nuestros mejillones gallegos….
A pesar de que la nieve seguía acompañándonos después de la comida, nos acercamos a la Plaza de España

Fotos con las figuras del Quijote y Sancho y continuamos paseo hasta la catedral de San Miguel y Santa Gudula.

El edificio actual tiene origen en una ermita que se dedicó a San Miguel en el año 1000, y se vió ampliada en el 1047 cuando acogió a los restos de Santa Gudula.
Hoy podemos ver una fachada en tres niveles con dos torres laterales, que nos podrían recordar a Nôtre-Dame de Paris, con un frontón central y muchos pináculos adornándola. La visita no fue posible porque, según nos dijeron se estaba preparando un solemne acto religioso.
Seguimos…
Por la Place de Albertine llegamos al Museo de Instrumentos Musicales, un precioso edificio de estilo Art Noveau diseñado por Victor Horta y con unas fabulosas ventanas decoradas con partituras y liras. Cerca del Museo, otra fachada increíble, una antigua Farmacia.



Llegamos a la Place Royal con la estatua ecuestre en el centro de Godefroid de Bouillon, un soldado de Brabante que lucho en las primeras cruzadas católicas y murió en Palestina.

Por la izquierda de la plaza nos dirigimos al Palais Royal. Bélgica es una monarquía constitucional y aunque el palacio no es la residencia oficial del rey belga, se usa para audiencias y actos oficiales. Fue construido a finales del siglo XVIII, aunque la fachada es de 1900, por iniciativa del rey Leopoldo II. Solo es visitable en verano y la entrada es gratuita. Nosotros nos conformamos con hacer fotos, eso si, bajo un precioso manto de nieve.



Desandando el camino y de nuevo en la Place Royal, visitamos la Iglesia de Saint Jacques-sur-Coudenberg. Su fachada, de estilo neoclásico tiene un frontón triangular sustentado por seis columnas corintias. Fue durante la revolución Francesa, Templo de la Razón, después Templo de la ley y volvió al ser templo de culto católico. En 1831 el primer rey de Bélgica Leopoldo I, juró frente a esta iglesia la constitución belga.
Caminando por la acera opuesta y dejando a un lado el Museo de Artes Decorativas, llegamos a Nôtre Dame du Sablón. Lo que antiguamente fue una modesta ermita del gremio de los arqueros, hoy es un bello edificio de estilo gótico con importantes vidrieras, pináculos y torretas. En ella se celebra todos los años la “Procesión de las Muchachas” Según la tradición, que se conserva desde que en 1617, la infanta Isabel, entonces gobernadora de los Paises Bajos estableció una dote para que 12 muchachas pobres se pudieran desposar con el caballero que ellas quisieran
Y dentro de la iglesia…..un descansito.
Tras el merecido descanso, decidimos acercarnos, por supuesto andando, a los edificios de la Unión Europea. Cruzamos un pequeño parque con un estanque helado desde donde se veía una bonita imagen de Nôtre Dame du Sablón.
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El Parlamento Eurpeo es el parlamento más grande del mundo ya que representa a 492 millones de ciudadanos de 27 naciones y donde hay 27 lenguas oficiales.



Con las típicas fotos a sus acristalados edificios, banderas y a la estatua conmemorativa del Euro, terminamos nuestra visita. Por si os pudiera interesar, durante la semana se puede asistir a una sesión plenaria y hay visitas guiadas.
Ya desde la plaza de Luxemburgo y en autobús llegamos al centro de la ciudad.
Antes de retirarnos a descansar buscamos dos cervecería muy típicas de Bruselas, “A Mort Subite” y “Delirium Café” pero la “fiesta” de la cerveza belga decidimos posponerla para otro día.



Nuestro primer día en Bruselas había sido realmente agotador.
Aunque si nos asomamos a ver en la callejuela del Delirium Café a la “olvidada” Jeanneke Pis, el contrapunto al “Niño Meón”.